Tenemos que el municipio de Carmen acaba de endeudarse por 200 millones de pesos.
Tenemos también que hasta el momento el municipio de Carmen no ha dado muestras de trabajar con eficiencia y ahí están los servicios públicos para comprobarlo: calles en mal estado, alumbrado deficiente, problemas con el suministro de agua potable, etcétera.
Tenemos los rumores cada vez más generalizados de la corrupción de ciertos funcionarios municipales y del hijo de la alcaldesa, a quien los ciudadanos relacionamos con actos de muy dudosa honestidad.
Tenemos a las radiodifusoras y sus líderes de opinión, que dijeron peste y media de la deuda de 95 millones de pesos que heredaron las administraciones panistas y hoy quieren convencernos de que estos 200 millones son nuestra salvación.
Y tenemos que se aproximan los tiempos de campaña y hay preocupación por parte del gabinete municipal y del gobierno del Estado ante la posibilidad de perder Carmen.
Con ese paisaje a cuestas, ¿qué garantías hay de que esta deuda, enorme para un Ayuntamiento que vive en la pobreza extrema según ha dicho doña Chely en varias ocasiones, servirá realmente para lo que fue aprobada: proyectos productivos, y no para engordar la bolsa de los funcionarios que ya se han hecho famosos por sus largas uñas o para tratar de ganar las elecciones próximas, hoy tan sombrías para el PRI local?
Nos parece que ninguna.
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