Una idea muy equivocada y muy absurda se le ha metido en la cabeza a los panistas: que el mal desempeño de la alcaldesa es suficiente para darles el triunfo en las elecciones de julio. El resultado de ese equívoco es que cualquiera en ese partido siente que puede ser candidato y, de forma automática, presidente municipal. Nada más ridículo.
Es cierto que el cargo le ha quedado grande a doña Chely y el erario muy chico a Billy, pero eso no significa que el PRI esté derrotado.
Los priistas tienen a su favor radiodifusoras, revistas, periódicos y canales de televisión locales, además de los medios de comunicación que tradicionalmente han sido aliados del gobierno del Estado, como Tribuna y Telemar, y eso cuenta porque influye en la opinión pública.
Tienen el dinero del Ayuntamiento, cuyas finanzas acaban de refrescarse con la deuda pública de 200 millones adquirida por doña Chely, al igual que el dinero del gobierno del estado, que va a meter lo que sea necesario para quedarse con Carmen, y en las elecciones recientes está comprobado que los votos no se cuentan, se compran.
Tienen un equipo de “operadores” electorales bien organizado que, para acabarla de amolar, recibirá el apoyo de los “operadores” del PRI estatal, gente asesorada por el propio Instituto Electoral de Campeche, que sabe bien como trabajar en situaciones difíciles.
Y por si lo anterior fuera poco, los panistas también tendrán que lidiar con esquiroles que, siendo compañeros de partido, trabajan para el gobierno de Fernando Ortega. Hay varios de ese pelaje pero el más representativo es Roger Castillo Valencia, el diputado “Totalmente Palacio”.
Bajo la estrategia de darle dinero para que “se mueva”, es decir, para que realice actividades, se haga de simpatizantes y fortalezca su presencia dentro del PAN, Roger ha recibido financiamiento del secretario de Gobierno, Sarmiento Urbina.
La realidad es que a Roger no le ha ido bien: su crecimiento ha sido muy pobre y, salvo el grupo de jóvenes que lo sigue por ser amigos de su hermano, y a sus paisanos tabasqueños que también le ayudan a hacer bulla, sus intentos de posicionarse no han resultado. Pero eso no importa: la otra parte del plan es que a la hora de la verdad, cuando sea designado el candidato(a) a la presidencia municipal (que no será él), Roger reventará la designación para irse con su música a otra parte, muy probablemente al PRI.
Lo de Roger es, para ponerlo más claro, el mismo viaje que emprendió Enrique Iván y por la misma razón: dividir para vencer.
Con todo lo anterior es claro que la elección que se avecina ni está ganada ni será fácil, contra lo que piensan algunas cabecitas locas del PAN, y que el único camino para enfrentarla es la unidad. Pero no entienden.
No quieren darse cuenta que la disidencia que existe dentro del panismo neutraliza el mal trabajo de doña Chely y deja la elección al garete, al alcance del instituto político que privilegie los intereses del partido sobre los particulares, y que en ese terreno los priistas llevan una larga, larguísima ventaja porque a través de los años han hecho de la disciplina un arte.
El jueves: El PRI, la militancia inservible.